Recorrido:
Campo de golf La Llorea.
Unión del río Llorea y El Forcó.
Riberas del arroyo La Ñora.
Molín de Pilo.
Playa La Ñora.
Se aconseja:
Recorrido a pie o en bicicleta (se observa también el paso de rutas a caballo).
Descripción:
El itinerario da comienzo en el campo de golf La Llorea, barrio de la parroquia de Deva, al que podemos dirigirnos por la N-632, tras subir L’Infanzón (carretera Villaviciosa), cerca de la frontera del concejo vecino. Entrando en las instalaciones del campo (antigua Granja Lloreda), iniciamos el camino a la izquierda de los aparcamientos, descendiendo por una suave pendiente a la vista de altos árboles, entre ellos un esplendoroso carbayu a nuestra derecha, donde están los primeros hoyos, al lado del restaurante y la cafetería. Según caminamos, vemos a nuestra izquierda l’Altu l’Infanzón, y más atrás las tierras de La Olla y el Monte Deva.
Después de un corto tramo llano nos desviamos a la izquierda por el camino que baja hacia el arroyo Llorea, que aunque no podemos ver, oculto entre la vegetación, sí podremos oír el ruido de sus aguas al bajar el reguerón (cauce profundo) que aquí se forma. Transitamos por un paraje de vegetación que, según bajamos, se va haciendo más frondosa. En el monte de enfrente vemos prados, caserías y ocalitales (montes de eucalipto), así como la chimenea de una antigua teyera (fábrica de cerámica). Pasando un cruce, la senda desciende en zig-zag para ir acercándonos a la ribera, dejando atrás la zona poblada e internándonos en plena naturaleza.
Un último tramo cuesto y ya llegamos al arroyo El Forcón, como se denomina al de La Ñora en este cauce alto, que a los pocos metros va a recibir las aguas del Llorea, a la altura de un puente peatonal de madera por el que pasamos a la otra orilla. En la unión de estos ríos se forma una pequeña vega, situada en la divisoria de la parroquia gijonesa de Cabueñes (por donde circulamos ahora nosotros, con el Ñora a nuestra derecha) con la villaviciosina de Quintueles. Allí, al otro lado del arroyo, estaba el Molín de Máximo’l Corollu (por ser del barrio La Corolla, en Quintueles), actualmente vivienda. La pista es llana, a la sombra de la biesca (bosque de ribera), donde nos desviamos para circular por el sendero que continúa al borde del arroyo, hasta llegar a otro puente peatonal, en el que cambiamos de orilla, quedando ahora sus aguas a nuestra izquierda, frontera natural entre los concejos de Gijón y Villaviciosa.
Otra pequeña vega, ésta llena de escayos (zarzas) y ocalitos, nos sale al paso antes de volver a meternos entre árboles y peñas a la vera del sendero, muy próximos al arroyo. Un nuevo puente nos permite admirar la cascada que se forma en una presa que daba agua al Molín de Pilo, descubriéndose restos de la primitiva canal que la llevaba hasta el molino para que funcionasen sus antiguos molares, en los que se molía el grano para hacer fariña (harina de maíz).
Pasados unos metros, bajo la alameda, encontramos la carretera que comunica Cabueñes con Quintueles, que cruzamos para pasar a la derecha de este antiguo Molín de Pilo, integrado en la parte inferior de una vivienda y del que aún pueden verse algunas de sus partes originales, como el cubu o depósito y el arco de desagüe cuadrado. Dejando atrás el molino, un pontico o pequeño puente salva la vieja canal que devolvía el agua al arroyo, que queda en este momento a nuestra derecha. Un nuevo desvío y otro puente nos llevan una vez más al otro lado de la ribera, a la que regresaremos un trecho más adelante, tras pasar más puentes peatonales de madera, disfrutando de la paz que se respira en estos parajes boscosos. Esta zona también se conoce por el nombre del arroyo del Pilo y el arroyo del Romero, por un monte de igual denominación. La senda sigue llaneando hasta una pequeña cuesta arriba que nos dirige a un cruce, siguiendo de frente por el camino que se dirige hacia la playa, oyendo ya desde aquí las olas del mar.
El arroyo La Ñora conforma aquí la divisoria entre Somió y Quintueles, y antes de desembocar, forma una espaciosa vega que nos lleva hacia la playa de La Ñora, límite de Gijón y Villaviciosa, donde volvemos a cruzar por un puente que nos conduce hacia los bares y aparcamientos del arenal. Enfrente del sable (arena) está la famosa Peña’l Romero, que queda al descubierto en bajamar, piedra llana delante de esta playa, paraíso de bañistas y pescadores, desde la que divisamos el Cabu San Llorienzo, y en días claros, el Cabu Peñes, y que podemos recorrer hasta la peña Quintueles y el pedreru El Sorbiatu, en el que han sido localizadas las misteriosas pisadas de los dinosaurios, observando hacia el oeste La Providencia y la playa Serín, con la isla La Tortuga o La Fontica. Reposando de nuestro itinerario, delante de una botella de sidra que podrá regar unas suculentas tapas, decidiremos tres posibles opciones: regresar por la misma ruta, subir a la derecha por la carretera de Quintueles, o ascender a la izquierda por la senda peatonal que sube a Somió.